La forma en que te sientas, caminas o mantienes la cabeza en alto no es solo una cuestión de columna o de ergonomía. Tu postura también refleja, de manera sorprendentemente precisa, tu estado emocional. Y lo más interesante: también puede influir en él. La relación entre postura y emociones es bidireccional, y entrenarla de forma consciente puede ser una herramienta poderosa para mejorar tanto tu salud mental como tu bienestar físico.
Diversos estudios han demostrado que las emociones afectan al cuerpo, y viceversa. Por ejemplo, una revisión sistemática publicada en Health Psychology Review (Peper et al., 2017) muestra que adoptar posturas corporales expansivas puede inducir emociones positivas y sensaciones de energía, mientras que posturas encorvadas o colapsadas tienden a inducir fatiga, desánimo o ansiedad.
“La postura es una expresión física del alma.” – (Moshe Feldenkrais)
Postura: un espejo de tu estado interno
Cuando alguien está deprimido, es común que camine con los hombros caídos, la cabeza gacha y el torso encogido. Por el contrario, una persona que se siente segura y alegre tiende a ocupar más espacio, levantar la barbilla y proyectar el pecho hacia adelante. Este lenguaje corporal no solo lo perciben los demás, sino que también envía señales constantes a tu propio cerebro, reforzando lo que sientes.
En psicología, esto se conoce como retroalimentación somática. El clásico experimento de Amy Cuddy (2012) sobre las “power poses” mostró que incluso adoptar posturas corporales abiertas durante solo dos minutos puede aumentar la sensación subjetiva de confianza y reducir el estrés.
Cuerpo y mente: una comunicación constante
Nuestro sistema nervioso autónomo responde al lenguaje corporal. Una postura erguida y alineada facilita una respiración más eficiente, mejora la oxigenación cerebral y reduce la activación del eje hipotalámico-hipofisario-adrenal, responsable de la respuesta al estrés. Esto influye directamente en los niveles de cortisol y en tu estado emocional.
A su vez, emociones como el miedo o la tristeza modifican el tono muscular y la postura, cerrando el pecho, tensando el cuello o generando patrones de movimiento rígidos. Este ciclo puede cronificarse si no se aborda desde ambas perspectivas.
Consecuencias de una mala postura emocional
No se trata solo de estética o de dolores de espalda. Una postura deteriorada puede provocar:
- Mayor fatiga emocional y dificultad para concentrarse
- Aumento del estrés y la ansiedad
- Alteraciones en la respiración y la regulación emocional
- Sensación constante de tensión o incomodidad
Estudios como el de Canales-Johnson et al. (2019) han demostrado que caminar con una postura encorvada reduce la memoria de palabras positivas y potencia el recuerdo de las negativas.
Estrategias para entrenar tu postura (y tus emociones)
- Autoobservación diaria: Haz pausas durante el día y revisa tu postura. ¿Estás colapsado sobre el móvil? ¿Respingado por tensión? Corrige con amabilidad, no con rigidez.
- Respiración diafragmática: Respirar profundo desde el abdomen mejora la alineación postural y reduce la activación simpática del estrés.
- Entrenamiento de movilidad y estabilidad: Trabaja la movilidad torácica, la alineación cervical y el control del core. Un cuerpo fuerte y estable facilita una postura funcional y segura.
- Expansión corporal consciente: Dedica unos minutos al día a adoptar posturas abiertas: brazos elevados, pecho proyectado, mirada al frente. Aumentan la energía y mejoran el estado ánimo.
- Atención plena y regulación emocional: La práctica de mindfulness ayuda a detectar patrones posturales ligados al estrés o a la ansiedad antes de que se cronifiquen.
Tu cuerpo y tu mente están en diálogo constante. No se trata de fingir una postura para esconder emociones, sino de usar tu cuerpo como una herramienta más de autorregulación. Mejorar tu postura es mejorar también tu bienestar emocional. Con pequeños cambios diarios, puedes entrenarte para sentirte mejor desde fuera hacia dentro.
Y tú, ¿has notado cómo cambia tu estado de ánimo según cómo te mueves o te colocas? Cuéntamelo en comentarios y compártelo con quien necesite esta información.
Referencias científicas:
- Peper, E., Lin, I. M., Harvey, R., & Perez, J. (2017). How posture affects memory recall and mood. Health Psychology Review, 11(3), 236–246.
- Cuddy, A. J. C., Wilmuth, C. A., & Carney, D. R. (2012). The benefit of power posing before a high-stakes social evaluation. Harvard Business School Working Paper, (13-027).
- Canales-Johnson, A., Silva, C., Huepe, D., Rivera-Rei, Á. A., Cárdenas, D., & Ibáñez, A. (2019). Positive affect and self-affirmation improve adherence to posture and walking interventions. Frontiers in Psychology, 10, 1353.
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